La juventud de nuestra Hermandad es el latido más vibrante y esperanzador de nuestro camino. Son los corazones llenos de ilusión, fe y amor que, con entusiasmo y entrega, llevan en sus almas la devoción por la Virgen del Rocío.

Ellos representan la continuidad de nuestra tradición, la fuerza que impulsa nuestro caminar y la esperanza que ilumina nuestro futuro. Con alegría desbordante y un espíritu lleno de fervor, nuestros jóvenes participan activamente en cada paso del camino, en cada encuentro y en cada momento de oración y celebración.

Su presencia llena de vida y energía nos recuerda que la fe no tiene edad, y que el amor por la Virgen del Rocío se transmite de generación en generación, renovándose en cada uno de ellos. Son el presente que nos impulsa a seguir adelante y el futuro que soñamos con seguir cuidando y transmitiendo.

A nuestra juventud, les damos las gracias por su entrega, por su entusiasmo y por ser la esperanza viva de nuestra Hermandad. Juntos, con fe y alegría, seguimos caminando hacia Ella, con la certeza de que nuestro amor por la Virgen siempre será más fuerte que cualquier camino.

¡Viva la juventud y viva la Virgen del Rocío!