
En la tarde de ayer, nuestra Hermandad celebró su segundo día de triduo, dedicado de manera especial a los jóvenes, quienes encarnan el presente esperanzador y el futuro prometedor de nuestra corporación. Ellos, con su entusiasmo, fe y compromiso, constituyen un pilar esencial e irrenunciable en la vida de nuestra Hermandad.
Manos jóvenes que sostienen con fuerza el legado recibido y miradas limpias que vislumbran un futuro lleno de fe, compromiso y amor fraterno.
En su caminar sincero y entusiasta encontramos el reflejo más puro del Evangelio hecho juventud.
Gracias por vuestra entrega y compromiso.